Pero ¿qué hace que estas galletas sean tan deliciosas? El toque crujiente de las nueces aporta textura y cuerpo a este postre; encontrar a cada bocado un pedacito de fruto seco lo vuelve irresistible. Además, las nueces, como ya sabrás, poseen propiedades beneficiosas para la salud, entre ellas destacan las relacionadas con la salud del cerebro y del corazón.
Por otra parte, el sabor de las nueces combina a las mil maravillas con el dulzor de las galletas, que contrasta con el amargor del jengibre y el toque ligeramente picante de esta especia. A modo de decoración puedes añadir (aparte de las nueces) un poco de chocolate blanco derretido, será una auténtica tentación tanto para niños como para mayores.
Recuerda que estas cookies se conservan durante varios días, siempre que no os las comáis todas de golpe. Solo tienes que guardarlas en un bote hermético, protegiéndolas de la luz y las temperaturas bruscas.
Y ahora, veamos qué necesitas para prepararlas y cuáles son los pasos que debes seguir para que te salgan estupendas.
¿Te ha gustado la receta? Pues no pierdas tiempo, ponte el delantal y manos a la masa. Estas cookies son ideales para acompañar una taza de café o té, para servir con chocolate, como parte del desayuno, de la merienda, como postre y, ¿por qué no?, para regalar.
Estoy segura de que triunfarás si te animas a prepararlas y de que repetirás la receta en más de una ocasión. Nos vemos muy pronto, ¡te espero en la cocina!
